El brutal Experimento de la Cárcel de Stanford.

Esta entrada impresiona. En ella, voy a hablar sobre un experimento del comportamiento humano que se llevó a cabo en una cárcel de California. 


¿Cómo crees que actuaría un ser humano normal si se le da, de repente, poder sobre otras personas? ¿Sería cauto, sería justo, o sería cruel? Sigue leyendo, no te arrepentirás.

El experimento de la cárcel de Stanford es como se conoce lo que quiero enseñar hoy. Se trató de un experimento social, realizado por Phillip Zimbardo, de la Universidad de Stanford, California. Pretendía estudiar el comportamiento de seres humanos (tan normales como estudiantes universitarios), ante situaciones surgidas dentro de un "juego de rol" ideado por sí mismo.

Phillip Zimbardo.
Se reclutó a un grupo de 24 jóvenes, con la promesa de pagarles 15 dólares por día. Aleatoriamente, se les dividió en 2 grupos iguales. Desde ese momento, un grupo sería el de "guardias" y el otro el de "prisioneros". Además de estos roles, existían dos personajes más: el "alcaide de la prisión", papel desempeñado por un investigador asistente, y el "superintendente", que sería encarnado por el propio Phillip Zimbardo, para vivir la experiencia desde dentro. Como cárcel, se acondicionó el departamento de psicología de la propia Universidad de Stanford.

A los guardias se les entregaron sendas porras y gafas de sol de espejo (para evitar el contacto visual con los convictos). Por su parte, los presos fueron obligados a calzar incómodas sandalias y batas, ni siquiera ropa interior. Además, llevaban en los tobillos cadenas y medias en la cabeza para simular que tenían el pelo rapado.

Un día antes del experimento, Zimbardo se reunió con los guardias y les transmitió que debían hacer sentir a los presos la sensación de que eran controlados por el sistema. Es decir, debían hacerles sentir que ellos no ostentaban ningún poder.

El primer día del experimento, agentes de policía reales de la comisaría de Palo Alto (que cooperaron en la experiencia), se personaron en las casas de los presos, y los "arrestaron", imputándoles delitos de robo a mano armada y llevándolos a comisaría. Después, entrarían en "La prisión de Stanford".

Una vez allí, los resultados que arrojó el experimento fueron brutales. El comportamiento de los guardias llevó a rozar lo inhumano. Aunque no estaba permitido el castigo físico, los guardias se las ingeniaban para golpear a los presos por la noche, cuando creían que las cámaras no estaban conectadas.

Es decir, se creó un subsistema de poder en el que los superiores eran crueles, y parecía que los otros lo aceptaban sumisos.

Pero al segundo día se inició un motín, que fue sofocado con éxito por los guardias, que usaban extintores como solución a las protestas. 








Con el paso de los días, los presos comenzaron a dar síntomas de desórdenes mentales agudos, provocados por el estrés y el miedo que sentían constantemente en la cárcel. Mientras, varios guardias desarrollaron actitudes sádicas (cabe mencionar aquí que los voluntarios eran personas totalmente normales).


Dos prisioneros tuvieron que ser remplazados por motivos de salud. Uno de los nuevos, denominado nº416 (ya que les despojaban del nombre para no crear lazos de amistad con los guardias), inició una huelga de hambre debido a las condiciones a las que eran sometidos. Los guardias lo confinaron solo en una celda, sujetando la comida y, además, ofrecieron a sus compañeros dos opciones: o entregar sus mantas para levantar el castigo del preso 416, o conservarlas y que sufriera el castigo toda la noche. Pues bien, esa noche, todos los presos menos el 416, durmieron calientes.

Indumentaria de los guardias.
Cabe añadir que la falta de higiene se dio muy pronto, y que ir al WC se convirtió en un lujo muy pocas veces otorgado.

El hecho de que el experimento se fue de las manos se hizo patente nada más comenzarlo, y Zimbardo se vio obligado a cancelarlo al sexto día, estando preparado para durar dos semanas.

Más adelante se ha hablado de la verdadera validez científica del experimento de la cárcel de Stanford. Que si eran muy pocas personas, que si no representa la realidad... etc. Pero lo que yo veo más que claro, es que la crueldad del ser humano no conoce límites, como bien se nota en entradas como esta y esta.

Por último, añadir que el experimento fue subvencionado por la Armada de los EEUU, en un intento de explicar el por qué de los desórdenes en su sistema de prisiones. Pero no creo yo que les sirviera de mucho...


Sin más, espero que hayáis aprendido algo nuevo, 


EduPE.

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