La Tregua de Navidad, cuando en la Primera Guerra Mundial reinó la paz.

La guerra en general, y la Primera Guerra Mundial en concreto, han sido el marco de numerosas anécdotas curiosas. Ya publiqué por aquí hasta dónde llega la imaginación humana en un conflicto bélico, con la Operación Fortitude, o cómo la psicología puede ayudar a destruir tanques usando perros-bombas, de la mano del señor Pavlov.


Si os gustan las anécdotas bélicas, os recomiendo que les echéis un vistazo, porque la de hoy, aunque bélica, no implica explosiones ni muertes, sino más bien esperanza.
La Gran Guerra, como todos sabemos, empezó en julio de 1914. En el Frente Occidental, británicos y alemanes caían como moscas, luchando como peones de ajedrez en una partida a escala global. Los cuerpos que eran alcanzados, si tenían la mala suerte de desplomarse en tierra de nadie, eran abandonados a su suerte, y los que conseguían seguir luchando no sabían cuánto tiempo les quedaba.

El 24 de diciembre, los alemanes comenzaron a decorar sus trincheras, entonando algunos de ellos el famoso villancico Stille Natch (Noche de Paz). Curiosamente, los ingleses respondieron a este gesto cantando canciones navideñas en su idioma. Sin saberlo, los soldados que hacía horas se estaban masacrando, hicieron un alto al fuego no oficial.

Por si fuera poco, hombres de ambos bandos intercambiaron regalos como bombones y cigarrillos, y se permitió que se recogiesen los cuerpos de los que habían muerto en tierra de nadie para darles sepultura. Se mostró la cara humana de la guerra, con alemanes llorando pérdidas inglesas y viceversa.

Esta paz dentro de la guerra pasó a la Historia como la Tregua de Navidad, y hay testimonios de soldados que aseguran que se extendió a otras zonas, y que no se limitó al día 24 de diciembre, sino que en lugares concretos duró hasta enero y febrero.

Llama la atención la tregua en el frente de Flandes, donde (según cartas recuperadas de soldados que asistieron) se disputó un partido de fútbol entre los soldados de ambos países, que acabó con victoria alemana (3-2). En 2014, la FIFA conmemoró el centenario de este acontecimiento. 

Para evitar que volviese a darse una situación similar, en los años posteriores se intensificaron los bombardeos en esas fechas, para recordar a los soldados que los que estaban delante de ellos eran enemigos. Además, las rotaciones de los combatientes en el frente se intensificaron, propiciando así que no se trataran durante mucho tiempo y no se hicieran amigos.

Quizás fue el miedo, la incertidumbre o la magia de la Navidad, pero lo que es cierto es que el 24 de diciembre de 1914 se vivió, en medio de una de las peores contiendas de la Historia reciente, uno de los episodios más pacíficos que se recuerdan en plena guerra.


Espero que hayáis aprendido algo nuevo,



EduPE.

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