Incitatus, el caballo preferido del emperador Calígula.
Este post mezcla a un animal, a su estrafalario dueño y a la Antigua Roma. Con unos ingredientes así, ¿qué podría salir mal?
Calígula, emperador romano conocido por sus costumbres poco ortodoxas, es de quien vamos a hablar hoy. Y bueno, de su caballo preferido: Incitatus.
Es bien conocido que los emperadores romanos no eran precisamente personas comunes y corrientes. Quizás el hecho de que ostentaban el mayor poder de la época, o quizás que por entonces se estilaba así, ¿quién sabe? Lo que es seguro es que si nos imaginamos a un emperador romano, vienen también a nuestra mente imágenes ridículas e increíbles.
Aunque, recordando al emperador etíope Melenik II, quizás lo de ser estrafalario viene con el título de emperador.
El caso es que Calígula (12-41 d.C), tenía muchísimos caballos. Pero había uno, al que llamó Incitatus, que era su debilidad. El nivel de lujo con el que contaba este animal fue impresionante. Llegando a tal punto que quiso nombrarlo cónsul, cosa que no llegó a hacer, pero que habría servido como crítica al desprecio que este importante personaje profesaba hacia las instituciones romanas.
Nacido en Hispania, Incitatus vivió mejor que la inmensa mayoría de los habitantes del imperio. Para empezar, su dueño hizo que viviera en una villa llena de jardines, con casi dos decenas de personas encargadas de su cuidado exclusivo.
Se alimentaba de la mejor avena, aderezada con diminutos copos de oro, y bebía vinos carísimos. Le cubrían el pelaje con telas púrpura (color que denotaba el mayor poder adquisitivo, debido a lo caro de este tinte), y hasta usaba joyas colgando de su cuello.
La "profesión" del equino era la de competir en carreras, y no es menos curioso el método que Calígula usaba para que su querida mascota descansara bien antes de una dura competición: dormía con él y declaraba el silencio absoluto en toda la ciudad durante la noche anterior, so pena de muerte.
Cabe decir que sólo hay una ocasión datada en la que Incitatus (que significa Impetuoso en latín) perdió una carrera. Por supuesto, el emperador ordenó asesinar al auriga que lo montó.
Por último, me he reservado para el final el detalle más chocante. Y es que Don Incitatus no dormía con las mejores yeguas del imperio (eso sería de semental común y corriente, por lo visto), sino que Calígula le tenía reservada a una joven, llamada Penélope, con la que yacer cuando le apeteciese. Lo bizarro de este asunto es que Penélope era humana.
¡Un saludo amigos, y muchas gracias por la cantidad de visitas que tiene UnEduEstuvoAquí últimamente!
EduPE.
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