Las Sincronicidades, la verdadera identidad de la casualidad.

Buenas a todos. Hoy traigo una entrada que lleva en mi lista de "entradas pendientes" más tiempo del que me gustaría. Hablo de un término que, desde que lo conocí, he deseado ponerlo por aquí para que lo conozca más gente. Lo malo es que me resulta muy difícil de explicar, aunque lo haré lo mejor que pueda.

Allá vamos. Os presento las SINCRONICIDADES.


Esta entrada es del estilo de aquélla en la que explicaba qué era la pareidolia (que puedes visitar aquí), porque se trata de algo que no es material, pero que todos tenemos muy presente en nuestras vidas, aunque no sepamos que en realidad tiene un nombre.


Creo que lo mejor es empezar con un ejemplo. Imagina la siguiente situación:

"Estás en tu casa viendo la televisión. De repente, recuerdas que tu madre te dijo que hoy iba a hacer un pastel, pero que le faltaban ingredientes. Te pidió que fueras a comprar harina. En ese preciso momento, agarras el teléfono para llamarla, y cuando miras la pantalla, ya te está llamando ella para recordarte que no olvides de comprar la harina".

Quizás este ejemplo te ayude más:

"Ves un coche te gusta por la calle, y no paras de pensar en él. Cuando llegas a casa pones la radio, y suena un anuncio publicitando dicho coche que no sacas de tu cabeza".

Carl Gustav Jung.
Ese tipo de cosas a las que llamamos coincidencias o casualidades fueron estudiadas por Carl Gustav Jung  (psicólogo, psiquiatra y ensayista suizo), determinando que una sincronicidad es «la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal». Traducido a nuestro idioma no-científico: la aparente vinculación de dos sucesos que no tienen nada que ver. 

Digo aparente vinculación porque en realidad no tienen vinculación para nadie, sino para la persona que vive esa sincronicidad en ese momento.

Por tanto, las sincronicidades son todas esas casualidades que nos dejan con cara de tonto a cualquier hora del día. 

Antes de acabar, querría enseñaros una sincronicidad vivida por el propio Carl Gustav Jung, vivida por éste al tratar a una paciente:

"Una joven paciente soñó, en un momento decisivo de su tratamiento, que le regalaban un escarabajo de oro. Mientras ella me contaba el sueño yo estaba sentado de espaldas a la ventana cerrada. De repente, oí detrás de mí un ruido como si algo golpeara suavemente la ventana. Me di media vuelta y vi fuera un insecto volador que chocaba contra la ventana. Abrí la ventana y lo cacé al vuelo. Era la analogía más próxima a un escarabajo de oro que pueda darse en nuestras latitudes, a saber, un escarabeido (crisomélido), la Cetonia aurata, la «cetonia común», que al parecer, en contra de sus costumbres habituales, se vio en la necesidad de entrar en una habitación oscura precisamente en ese momento. Tengo que decir que no me había ocurrido nada semejante ni antes ni después de aquello, y que el sueño de aquella paciente sigue siendo un caso único en mi experiencia."

Curioso, ¿verdad?

¿Has vivido alguna vez una sincronicidad? Compártela en los comentarios.



Un saludo,


EduPE.

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